Juan Pablo II se dirigió a los segovianos desde el impresionante estrado levantado junto al Acueducto./EL ADELANTADO
Segovia recibió hace 25 años la visita de Juan Pablo II; el único papa que pisó la provincia en el siglo XX
M.Galindo - Segovia
Jueves, cuatro de noviembre de 1982. En un día típicamente otoñal, el frío matutino apenas era obstáculo para los miles de personas que, desde primeras horas de la mañana se dieron cita en la Plaza de la Artillería para esperar la llegada de Juan Pablo II, en lo que fue la primera visita de un Papa a la provincia en el siglo XX. Días antes, la ciudad se entregó a la organización de este acontecimiento histórico en cuerpo y alma, poniendo lo mejor de si misma para grabar a fuego en el corazón de los católicos segovianos la visita del sucesor de Pedro
Ningún detalle quedó para la improvisación, salvo el incontrolable entusiasmo de los miles de segovianos que abarrotaron la pequeña ciudad castellana llegando desde todos los puntos de la provincia. Desde el helipuerto preparado en el aparcamiento de la Residencia Sanitaria "Licinio de la Fuente" -hoy Hospital General de Segovia- en el que el entonces obispo de Segovia Antonio Palenzuela Velázquez recibió al Papa Wojtyla tras bajar del helicóptero "Superpuma" que le trajo a Segovia hasta la compleja organización de los espacios destinados a la legión de autoridades eclesiásticas y civiles que se dieron cita en la capital, pasando por la organización del acto litúrgico que Juan Pablo II dirigió desde el sobrio pero imponente estrado dispuesto bajo los arcos del Acueducto.
Nada quedó al margen de la organización encomendada a la Diócesis de Segovia, dado el carácter pastoral de la visita del Papa, aunque bien es cierto que la Nunciatura Apostólica colaboró estrechamente en el éxito de este histórico encuentro del papa polaco con los segovianos.
Pese a ello, no faltaron opiniones discordantes que advirtieron sobre algunos excesos cometidos en el Acueducto, sobre el que se instaló parte del equipo de megafonía para el acto religioso; y que obligaron a la Comisión Provincial de Patrimonio a emitir una nota de protesta en la que calificó la instalación como "una actuación carente de la más elemental sensibilidad de respeto a nuestro primer monumento".
A las cinco y diecisiete minutos de la tarde, la maquinaria organizativa y sentimental del acto comenzó a funcionar sincronizadamente desde que Juan Pablo II puso los pies en tierras segovianas. Tras el saludo protocolario del obispo Palenzuela, el alcalde José Antonio López Arranz, el Gobernador Civil Manuel Díaz-Miguel Moraleda y el presidente de la Diputación Provincial Rafael de las Heras cumplimentaron al Santo Padre en la única ocasión que tuvieron de poder cruzar con él unas breves palabras.
Desde su vehículo , Juan Pablo II pudo ver las principales vías de la capital adornadas profusamente con banderas y escudos vaticanos, así como con multitud de pancartas de saludo al Papa, cuyos lemas también fueron coreados y popularizados por las miles de personas que abarrotaban las calles; tales como el popular "Totus tuus" o "Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo".
Desde el estrado, Juan Pablo II superó con su potente voz y apoyado por la impresionante megafonía el ensordecedor bullicio de las cerca de 200.000 personas que, según las crónicas de EL ADELANTADO de aquel día, se dieron cita para recibir al Papa y pronunció una homilía cargada de hondura espiritual en la que en los 33 minutos que duró no faltaron referencias al místico San Juan de la Cruz, al que definió como "maestro de los senderos que conducen a la unión con Dios", y que fue interrumpido por los aplausos y los gritos del público en mas de diez ocasiones.
Un año convulso
La llegada de Juan Pablo II a Segovia, en una de sus etapas de su viaje por España, supuso el refrendo de la Iglesia Católica a un país que vivía tiempos convulsos a poco más de un año del fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 y una semana después del histórico triunfo del PSOE en las elecciones generales, que con 202 diputados llevó a la presidencia del Gobierno a Felipe González.
En Segovia, las elecciones llevaron al parlamento a los segovianos Modesto Fraile y Carlos Gila en representación de AP-PDP y a Luis Solana por el PSOE; este último el primer diputado de la legislatura que entregó su credencial en las Cortes tras recibir la confirmación oficial de su candidatura por parte de la Junta Electoral Provincial. En el Senado, los socialistas Pedro Alvarez de Frutos, Santiago Ballesteros de Rodrigo y Miguel Angel Trapero y el popular José María Herrero llevaron la representación de Segovia en la Cámara Alta.
El mismo día de la visita de Juan Pablo II, la banda terrorista ETA intentaba socavar cobardemente los cimientos de la incipiente democracia asesinando en Madrid al general jefe de la División Acorazada Brunete, Víctor Lago Román, atentado que añadía mayor presión a un gobierno que había fijado para diciembre su investidura.
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